Por Erika Pérez Beltrán
Las mujeres estamos dominando el mundo, y sobre la bici ¡también! Y como muestra varios botones: tenemos un equipo profesional de ruta exitoso y en franco crecimiento, el Agolico BMC, tenemos a dos de las mujeres más veloces del mundo sobre la pista: Jessica Salazar Valles y Luz Daniela Gaxiola, apenas se dio la primera victoria UCI de una mexicana en Europa a través de Yareli Salazar con el Astana Women’s Team y tenemos a la campeona panamericana de MTB, Daniela Campuzano.
Y aunque ellas son figuras y top en sus modalidades, también tenemos a las que son amas de casa y ciclistas; estudiantes y ciclistas; empresarias y ciclistas; esposas, novias, hijas, amigas ¡y ciclistas!
Quien le da en serio a la bici, sabe que se necesita mucha disciplina y valor para montar una.
Se nos escapan muchos nombres, es imposible mencionar a las mujeres ciclistas de gran nivel en México pero sí tenemos en mente la cercanía reciente con Monse Rodríguez del A.R. Pro Cycling Teams, una chica realmente comprometida con el MTB desde los seis años y que es la mejor en su categoría, es imposible no mencionar las brillantes actuaciones de Brenda Santoyo quien busca un sitio para Tokio 2020 y el afortunado surgimiento de las Fortius Girls del estado de Morelos.
En este Día Internacional de la Mujer es impensable no recordar nombres como Sonia López, Giussepina Grassi, Dulce Pliego, Isabel León y así, con mayúsculas: NANCY CONTRERAS y BELEM GUERRERO, todas ellas precursoras de lo que ahora se tiene.
Nancy fue la primera campeona del mundo mexicana, lo hizo antes que Ana Gabriela Guevara y Belem se colgó un metal olímpico. De esa magnitud sus conquistas.
Aún faltan muchos kilómetros por cubrir en esta búsqueda de equidad: queremos premiaciones iguales, exigimos que dejen de neutralizarlas en una carrera para darle preferencia a los hombres, que se organicen más carreras para mujeres, que haya categorías y no solo una ‘Libre’ y hasta una competencia por etapas. Pero mujeres, exijan, vayan y aprovechen esos espacios.
Las mujeres mencionadas en este texto, y muchas que no pudimos nombrar, están pedaleando por esa equidad.
Las mujeres somos maravillosas, las ciclistas ¡aún más!